Desde el primer latido, el «Libro del Alma» comienza a abrir sus páginas invisibles. En el instante en que respiras por primera vez, allí está, aguardando, su presencia inmaterial entrelazada con el hilo de tu vida. No lo ves, pero lo sientes, porque cada paso que das, cada suspiro, lo va llenando con los ecos de tu existencia.
Es un libro que no tiene comienzo ni final, donde la tinta son las vibraciones de tus emociones y el papel se forja con la esencia de cada instante vivido. Desde el momento en que llegas a este mundo, el «Libro del Alma» te observa silenciosamente, registrando en sus páginas etéreas cada pensamiento, cada decisión y cada herida que se imprime en tu ser. Está ahí, susurrando verdades que no se pueden ocultar, mostrando el reflejo puro y sincero de quien realmente eres, sin juicio ni sombras.
A lo largo de tu vida, el «Libro del Alma» te acompaña, inquebrantable y paciente, esperando que estés listo para abrirlo. Te muestra solo lo que tu corazón puede soportar, lo que estás preparado para entender. Porque no se trata de revelar todos los misterios de golpe, sino de desvelar, en el momento preciso, aquellas historias que necesitas recordar para avanzar. Y así, cada vez que accedes a él, es como si las palabras escritas en luz se alzaran del silencio, resonando en lo más profundo de tu ser.
Y aunque a veces lo ignores o no comprendas su lenguaje secreto, el «Libro del Alma» sigue escribiéndose con cada paso que das, enlazando tu vida con cada vida pasada, grabando las lecciones que transforman tu espíritu. Porque no es solo un registro, es el eco eterno de tu esencia, un testimonio sagrado de tu existencia que, desde el primer aliento, ha prometido acompañarte hasta el último.