Respeto
En nuestro afán por ayudar a todo el mundo hay un poco de soberbia.
No podemos, aunque queramos, salvar a toda la humanidad y la primera pregunta que deberíamos hacernos es ¿salvarla de qué?
Salvarla de lo que nosotros creemos está mal, pero que para esa persona puede que no tenga la misma valoración, izamos la bandera de la verdad, pero ¿Qué verdad? Ahí es donde radica la soberbia y arrogancia de nuestras acciones.
Respetar el desarrollo del otro es humildad, tratar de cambiarlo a toda costa es arrogancia.
Respetar el tropiezo del que se encuentra a tu lado es compañerismo, quitarle las piedras para que no tropiece es altivez.
Suena extraña esta reflexión y sé que a muchas personas no les va a convencer, pero pensad por un momento.
Si esa persona que tanto quieres no hace su camino como se lo ha dibujado, con los tropiezos y caídas que le llevan a su evolución, ¿Cómo va a saber que tienen que levantarse? ¿Cómo va a poder elegir el camino que debe seguir?
Ahí está el verdadero amor, en el respeto por las decisiones tomadas, por los errores cometidos y caminos elegidos.